lunes, 11 de mayo de 2015

Viaje.

Voy pedaleando, voy siguiendo "el instinto", a ver a dónde me lleva, a dónde me dirige.
Hay cosas que dejo que sucedan, que las maneje mi impulso, a veces salen bien, a veces no, a veces me gusta y me siento bien, y otras veces, me pasa todo lo contrario.
En algunos momentos solo me controlo.
No sé qué es mejor.
Ahora solo "disfruto" de andar en bici, alejándome un poco de la ciudad, adentrándome un poco en los caminos de las montañas. Paisajes hermosos, tranquilidad por un lado.
Curvas, altitud, autos y nerviosismo por el otro.
¿Dónde llegaré esta vez? ¿A dónde me guía mi instinto?
La subida se hace pesada, las curvas cada vez mas sinuosas, y el aire escasea, por lo menos en mi pecho, que busca expandirse cuando abro al máximo mi boca para coger más aire. Lo poco que puedo ver a mi alrededor es belleza, casi pura. Y digo casi pura porque, la naturaleza está invadida por el hombre. Combinación a veces perfecta e imponente, a veces imponente, pero aterradora.
 Al ganar altitud el valle se extiende ante mis ojos, y las casas y edificios, los autos y los camiones se empequeñecen, las personas ni siquiera se convierten en puntos, solo se evaporan, se confunden entre la maraña construcción.
Y mi corazón, al mismo tiempo que se encoge, de emoción, se engrandece al ver tal obra de arte.
El sol se está difuminando con el horizonte, entre nubes y montañas, y se empieza a sentir el viento en la cara, el viento fresco y seco, que limpia la cabeza de pensamientos, hiela la nariz, las orejas y las manos, te hace moquear, y claro está, te despeina.
Y destellan las primeras estrellas en el cielo, pálidos puntitos luminosos que no se atreven a mostrarse enteramente hasta que el imponente sol (nuestras estrella mas cercana con la cual tenemos un vínculo importante) haya desaparecido completamente de nuestro campo de visión. Entonces, solo entonces, empiezan a refulgir como las luces de los autos que se nos acercan por la carretera cada vez más y más.
Mis piernas comienzan a flaquear y la oscuridad cubre lo hace poco iluminado.
Y se acercan esas luces de esos autos, giran en mi cabeza toda la luminiscencia que es capaz de aparecer en la absoluta obscuridad.




Es lo que salió...